lunes, 21 de diciembre de 2015

MÁS CUENTOS MAESTROS













TAO


“El hombre nace blando y flexible.
A su muerte está endurecido y rígido.
Las plantas verdes son tiernas y llenas de savia.
A su muerte están marchitas y secas.
Por eso, lo rígido y no flexible es la disciplina de la muerte.
Ser dócil y ceder es la disciplina de la vida.
Por eso, un ejercito sin flexibilidad nunca gana la batalla.
Un árbol que no se inclina se quiebra fácilmente.
Lo rígido y endurecido se caerá.
Lo blando y flexible sobrevivirá.”






Treinta radios se unen en el centro;
Gracias al agujero podemos usar la rueda.
El barro se modela en forma de vasija;
Gracias al hueco puede usarse la copa.
Se levantan muros en toda la tierra;
Gracias a la puertas se puede usar la casa.
Así pues, la riqueza proviene de lo que existe,
Pero lo valioso proviene de lo que no existe





UN CUENTO SUFÍ


Le preguntaron a un sabio: ¿quién te guió en el Camino?
El sabio contestó: un perro. Un día lo encontré casi muerto de sed a la orilla del río. Cada vez que veía su imagen en el agua, se asustaba y se alejaba creyendo que era otro perro. Finalmente, fue tal su necesidad que, venciendo su miedo se arrojó al agua, y entonces "el otro perro" se esfumó.
El perro descubrió que el obstáculo era él mismo y la barrera que lo separaba de lo que buscaba había desaparecido.
De esta misma manera, mi propio obstáculo desapareció cuando comprendí que "mi yo" era ese obstáculo. Fue la conducta de un perro la que me señaló por primera vez el Camino.


BUDHA Y DEVADATTA
Cierto día que el Budha estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su Vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Budha y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Budha se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.
Días después, el Budha se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.
Muy sorprendido, Devadatta preguntó:
— ¿No estás enfadado, señor?
— No, claro que no.
Sin salir de su asombro, inquirió:
— ¿Por qué?
Y el Budha dijo:
— Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.
El Maestro dice: Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe Amar, todo es perdonable...



EL BRAHMÍN ASTUTO


Era en el norte de la India, allí donde las montañas son tan elevadas que parece como si quisieran acariciar las nubes con sus picos. En un pueblecillo perdido en la inmensidad del Himalaya se reunieron un asceta, un peregrino y un brahmín. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a Dios cada uno de ellos de aquellas limosnas que recibían de los fieles. El asceta dijo:

--Mirad, yo lo que acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrendo al Divino.

Entonces intervino el peregrino para explicar:
--Sí, también yo hago un círculo en el suelo y procedo de la misma manera, pero, por el contrario, me quedo para mis necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.


Por último habló el brahmín para expresarse de la siguiente forma:
--También yo, queridos compañeros, dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para mis necesidades.

*El Maestro dice: Así proceden muchas personas que se dicen religiosas. Tienen dos rostros y uno es todavía más falso que el otro.


EL FILOSOFO Y LA NIÑA


Cuentan de un gran filósofo que día tras día se debatía en torno al sentido último de la
existencia. Había dedicado a la solución de este enigma su mejores años de vida. Había
consultado a los más grandes sabios que la humanidad haya tenido en todos los tiempos.
Y no encontró una respuesta satisfactoria a tan torturante cuestión.
Una tarde en el jardín de su casa, dejando a un lado sus pensamientos, reparó en su hija
de cinco años que estaba jugando alegremente. Se acercó a ella y le preguntó:
- «¿Para qué estás en la tierra?». A lo que la niña respondió rápidamente:
- «Para quererte a ti, papá».




4 comentarios:

  1. Qué bonitos! No sé cual me gusta más!

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    1. Celebro que te gusten, a mí también ;) Que pase ustÉ buenas fiestas señorita si ya está por aquí, y lo mismo si sigue por allí allende los mares!!!!!

      Muackssssssssssssssssssssss

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  2. Esa niña es de las q SABEN (como dices tú)… ggg…
    La verdad es inmediata… vive en el corazón… donde si no¿?
    Q VIVAN las niñas & niños & aquellas & aquellos q ya no son tan niños ni niñas & aun así nos dan ESPERANZAS.

    JUGUEMOS!!¡¡

    Otro cuento de esos q dan sentido…

    https://www.youtube.com/watch?v=2I0wvHd43vo

    Este si q es un maestro… el puto amo del amor incondicional (el q de verdad flipa con un canutito y pa bien) si estuviera hoy aquí tendría la edad de mi padre (q suerte la mía q disfruto de mi pare y también sabe amar incondicionalmente) si hay un todopoderoso q salve almas tan puras… pq andamos escasos…

    https://www.youtube.com/watch?v=oRRfyo7rwsA

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  3. Ya ves si sabe la niña, más que los ratones coloraos... si ya lo dicen los que SABEN, y yo me lo creo, que toda la vueltita que puedas llegar a dar es para volver a ser un niño, eso sí: ser un niño consciente, sabiendo que eres un niño para así no volver a extraviarte por el camino como hacemos tod@s...

    Qué bonito el cuentito!!!! Yo también quiero que con mi piel hagan un tambor, unos parches de Congas SI SE PUEDE, y si sobra algo pues para un bongó ;)

    Muackssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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