martes, 3 de septiembre de 2019

FRASES CÉLEBRES QUE SE DICEN EL MUNDO XVI








Décimosexta entrega de la serie, y, como no, again en bomberos. Cantera inagotable de recursos literario/vivenciales.

Una guardia muy loca la que estábamos sufriendo, y en las guardias locas al final acaban sucediendo cosas muy extrañas, más extrañas que una gallina con hombros.

Pasando la tarde con la ambulancia en el parque de Sant Andreu nos activan para cubrir un intento de suicidio en el barrio de la Verneda.

Piso 14,  mujer de 50 años con problemas psiquiátricos  etcétera etcétera.  Vamoavé qué es lo que pasa por que en estos casos uno nunca sabe.
Después de algunos problemas con la puerta (estaba trabada) logramos abrirla sin desmontar nada y accedemos al piso. Al ser una paciente con problemas psiquiátricos deberíamos haber dejado que entrara la policía antes (siempre hay una patrulla de Guardia Urbana o de Mossos d´Esquadra cuando entramos a un domicilio) pero por esas cosas del ansía que tenemos los bomberos entramos nosotros, què hi farem. Nada más entrar había una especie de palo/telar colgado de la pared así que lo pillé y me lo puse delante por si por si por si por si acaso (cuando te metes en un piso de una persona con problemas psiquiátricos la probabilidad de que tengas un sustico es bastante alta. Suto o muete. Desde que te ataquen con algo hasta lo que te quieras imaginar, feel free). Así que empezamos a buscar por las habitaciones: ¡!!!hola, somos los bomberos hay alguien aquí…!!!!
Y buscando, buscando encuentras. Menos Picasso que el encontraba sin buscar según el mismo dijo.
En una de las habitaciones nos topamos con la mujer tirada en la cama, dormida o inconsciente (aún no sabíamos) con un montón de pastillas en la boca y el blíster pegado a la misma.
Entramos a la habitación Matiu, el enfermero, Nolla y yo. Acciono la luz y no funciona, sólo teníamos  las luces de nuestras linternas para darle un aspecto mucho más tétrico a toda la situación que estaba por venir.
Matiu se acerca a la paciente, completamente inerte en la cama, la va a tocar para evaluar su estado y justo cuando la toca ¡zasca! se despierta y empieza a romper el blíster y a comerse pastillas como una loca. Matiu le intenta quitar el blíster de la boca y esta se revela y pega un salto de la cama a lo niña del exorcista. Se pone ultra violenta, se convierte en el demonio de Tasmania  y empieza a soltar las primeras frases célebres: SOIS unos DEMONIOS Y OS VOY A MATAR A TODOS HIJOS DE PUTA. La situación se pone más tensa que el arco de Orzowei  porque estaba alteradísima y todo ocurre muy rápido y casi a oscuras. El nivel de energía y la enajenación que gastaba la piba era a-lu-ci-nan-te. Matiu se acerca para hablarle y ésta le mete un fostión como  el que Ruiz Mateos le cascó a Boyer, el archiconocido “que te pego leeeeeeche”. Un golpe que le impacta en el ojo y le araña en el labio superior. Le mete el pepinazo, salta para atrás y se pone en guardia de boxeo. Y espeta: ¡OS REVIENTO HIJOS DE PUTA!
Ojo con la piba que tenía más fuerza que la mordida de un epiléptico. Todo esto pasa en una fracción de segundo. Ella empieza a mirar fijamente la cama y nosotros rápidamente echamos un ojo a ver si va a dar la puta casualidad que tiene un cuchillo, una navaja oun punzón taleguero porque entonces eso acaba peor que la matanza de Texas. Si agarra un cuchillo nos convierte en casquería. Durante todo el proceso no paraba de repetir: sois el demonio y os voy a matar, cabrones, hijos de puta, completamente enajenada (en otras ocasiones se presenta una ventana de actuación donde puedes intentar hablar con la persona para que no sea todo tan traumático pero aquí ni por asomo, no way). Así que en una esquina de la habitación entre una mesita de noche y la cama, en posición de guardia pugilística y  soltando veneno por la mui poco o nada podemos hacer nosotros (aparte que enfrentarnos con ella físicamente no es nuestra faena, ni ganas). Como el comedor estaba lleno de polis pues nos miramos, nos apartamos y les dejamos paso para que la redujeran. Bueno, la redujeran o la intentaran reducir porque fue verlos entrar y se puso aún más loca, si cabía. Entraron 3 maderos, dos de ellos tamaño XL y el tercero no era pequeño. Al ver a la piba se pensaron que iba a ser fácil y entraron suaveeeeeemente como dice la canción, pero cuando empezó a pegar hostias como panes se tuvieron que emplear a fondo fondísimo. Pim, pam, pim, pam, pim, pam pum bocadillo de atún con mercurio. Yo creo que dejas a la piba en el Coliseo con Bruce y Chuck y les mete a los dos. No había manera de pillarla y les costó sudor y lágrimas poderla tirar a la cama y esposarla con las manos detrás. En esa postura harto incómoda y dolorosa, ella con las esposas y uno  de los policías con la rodilla en la espalda, aún seguía moviéndose como un animal y no frenaba para nada el frenesí que la poseía. Estábamos asustados por que no le diera un jamacuco de tanta intensidad.
Continuaban los improperios continuos, ahora contra los policías que la sujetaban: ¡DEMONIOS HIJOS DE PUTA VUESTRAS MADRES SE VAN A MORIR EN POCOS MESES! ¡OS FALTAN COJONES CABRONES!! ¡OS REVIENTOOOOOO!Ojito, ojete lo que llegaba a soltar por el boquino. Los maderos sudando a saco porque entre el calor que hacía, la lucha fratricida y los chalecos antibalas estaban más calientes que los asientos del transbordador Challenger. Yo creo que si nosotros no estamos allí la ponen fina…
Matiu empezó a administrarle la dosis normal de calmantes en estos casos (vía nasal), pero era tal la fuerza y enajenación de esa mujer (no sé de dónde coño le venía pero no he visto algo así en mi vida y lo único que encontramos en la habita era marihuana) que la primera dosis le hizo cosquillas. Seguía bregando y bregando, girando la cabeza  e intentado escupir a los polis… Otra dosis más. Hizo efecto? No lo sé, pero no lo parecía, en serio. Nolla y yo nos mirábamos y no salíamos de nuestro asombro.
Llegó otra ambulancia del SEM para su traslado. Había más peña en esa casa que en el camarote de los hermanos Marx. Tarea difícil trasladarla si no se le sedaba más porque seguía más excitada que un cura en un colegio. Así que le pusieron otro calmante esta vez intramuscular.  Pues incluso con ese, el tercero o cuarto no se relajó del todo y hubo que atarla fuertemente a la silla para poder bajarla a la calle.
Ya en el rellano se la puso en la camilla del SEM y se le ató a la misma porque aún luchaba y maldecía. IMPRESIONANTE.
En mi vida he visto a un ser humano manejar semejante nivel de energía, negativa en este caso, como a esa mujer. De dónde le venía, je ne sais pas.

Salut i fins la propera frase célebre.


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