Hoy hace tres años que mi amigo Jose murió. Un trágico accidente en un rescate de un chaval, donde ocurren todas las circunstancias adversas que a uno se le puedan imaginar. Y pasó lo que pasó. Le tocó a él pero podía haber sido cualquier otro, ya sabemos cómo funcionan estas cosas, la vida se encarga de que lo vayas aprendiendo de a poquito.
El tiempo pasa, pero la presencia permanece. Soy de los que piensan que las personas recordadas no mueren hasta que se las deja de recordar, igual que los grandes escritores no mueren nunca ya que siempre hay alguien leyéndolos y disfrutando de sus pensamientos, quizás, hace ya algunos siglos. Y ahí están. Así que el Garri, esa era mi particular forma de llamarle, de alguna u otra manera difícil de explicar, sigue estando presente entre todos nosotros.
Entramos juntos en bomberos y trabajaba en el turno en el que estoy ahora así que, si cabe, su energía es aún más fuerte y más palpable. Sus compañeros de fatigas Luís, Mario, Richart son mis hermanos ahora. Es un círculo cerrado. No me gusta ponerme triste ni recordar a mis amigos muertos con lágrimas en los ojos. Indefectiblemente, en ocasiones ocurre. Prefiero descondicionarme y quedarme con lo mejor de ellos, de su energía, de sus risas, de su joven espíritu, de los mejores momentos que vivimos juntos. Del Garri sólo tengo que acordarme de la última cena, una semana antes que muriera, para empezar a reirme recordándonos haciendo el gilipollas en la Plaza Real, con una turca que se convirtió en kurda, griega y paneuropea. Sólo tengo que recordar cuando, en la escuela de bomberos, intentó enchegar un motor tirando de la varilla del aceite, se le quedó en la mano, me miró cariacontecido y, en un nanosegundo, ya podía oir mi risa diabólica a un metro de su cara. Se picaba mucho, era fácil levantarlo, pero encajaba bien los reveses. Recuerdo ésto y río, a mí es lo que me vale.
Así, Garri, que aunque te recordamos muchos más días que estos 27 de febreros, hemos convertido éste en el día de tu homenaje, y, en breve, haremos una cenita para emborracharnos, igual que la última ;)
Allí donde estés compañero, un abrazo muy fuerte.
Siempre de primera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario