miércoles, 7 de noviembre de 2018

MOVIDA TRANSATLÁNTICA






Aquí David y el Menda posando para la revista "Lecturas" en el Prat




 
Movida en el frenopático no, como dice la canción, movida en el transatlántico. O volando sobre el mismo para ser más exactos.

Para Colombia que nos vamos con el EREC, mi compañero de fatiguitas, David, y yo. El vuelo directo de Barcelona a Bogotá: de las taitantas veces que he cruzado el charco la primera sin escala. Ohmaigot guat a guonderful guol. A veces me ha tocado llegar allí con más escalas que la gradación marcial militar. Pero mira esta vez no, aunque el vuelo directo iba con sorpresa. Oh surprise,surprise! Oh mi capitán, mi capitán!

Nada más embarcar y acomodándonos viene el azafato, por el culo te la meto, a decirle a una chica que quedaba justo a mi lado, pero con el pasillo de por medio, si podía moverse a otro asiento ya que había una mujer mayor (¿mayor que quien?) que necesitaba estar muy cerca del baño. Esto ya sin arrancar, se mascaba la tragedia. Como mínimo unos pedetes buenos de esos atmosféricos y masticables. Cuando alguien pide estar cerca del baño marcas de ferodo en las braguinis o gallumbos haber. Es una ley no olida.

Maria, colombiana, 70 años, 1´50 y 100kg, operada de reducción de estómago y con problemas intestinales. Al parecer la noche de antes un mango le había sentado mal, literal, no seais malpensadas, una mango de pieza de fruta. Nada más despegar se empieza a encontrar mal tirando a fatal, empieza a quejarse, a ponerse vendas frías en la cabeza etc etc  Ya sabéis que en el avión y con los zumbidos de los motores poco te enteras de lo que pasa o hablan en los asientos adyacentes. Pero mirándola se veia diáfanamente que algo no marchaba bien…

Veiamos que la mujer se encontraba mal pero de momento ni parecía nada más allá ni tampoco en un avión se te ocurren grandes ideas aparte de preguntar y consolar un poquito cuando alguien tiene “mal de vientre” o le “molesta la barriga”. En estas María llama al azafato que estaba más perdido que un daltónico jugando al twister. Hablan un poco y se levanta para ir al baño. Anda de manera harto fatigosa, pero anda sola y se vale por si misma. De hecho viaja sin compañía ya que fue a Barcelona a ver a su hija y ahora volvía a Colombia.
Se vuelve a sentar y durante una rato, no más de una hora, parece que se relaja y la cosa va a ir mejor. Pero de repente se empieza a poner malita otra vez, y vuelve a aparecer el azafato y también esta vez una azafata. La cosa se está complicando  y además cuesta mucho mover a María porque está realmente gorda. Viendo que la cosa se complica y observando que María va teniendo bahídos y parece que se apague por momentos los azafatos anuncian por megafonía del avión que hay una emergencia médica en el mismo y que si hay un médico o personal sanitario por favor acuda a ayudar. David y yo hablamos y bueno, si viene el médico vamos a ver que pasa y le decimos. Nosotros somos bomberos pero ni somos médicos ni somos enfermeros por más emergencias en las que actuenos. Nociones tenemos claro, un bombero en Barcelona sería algo así en términos sanitarios como un Técnico de los que van en las ambulancias. Total, que cuando llega el médico se pone a hablar con Maria y tal y tal y Pascual. Al poco ya le decimos al doctor y a los azafatos que somos bomberos y que si necesitan cualquier cosa puede contar con nosotros dos. En esas situaciones cualquier ayuda es buena la verdad, porque la tensión iba en aumento y se decidió llevar a María a la parte final del avión, justo en los asientos que la tripulación tiene asignada para su descanso. Así que entre David y el Menda la cogimos ya que aún podía andar pero muy despacito, y con poco ritmo, nos pusimos uno delante y otro detrás para que no se cayera. Le hicimos una especie de sandwich y poquito a poquito a Bazar Perpigñan.
Ya en los asientos, cuando la tumbamos porque así lo aconsejó el doctor, María nos dice que tiene que ir al baño sí o sí porque sino se va a ensuciar, y que tiene que IR YA!!!! la situación se pone fea, porque si se caga encima se lía un cisco allí que acaba hasta el comandante lleno de mierda. Una anciana cagada en un avión, sin ropa para cambiarse, entre los asientos, nosotros manchados de mierda fijo. Vamos, el festival del esfínter libre.  Doctor, doctor, me puedo bañar con diarrea… Hombre si junta la suficiente para llenar la bañera…
Así que incorporándola raudamente y para el toilet. Moverla no era nada fácil porque estaba encajonada entre los asientos y ella ya empezaba a ayudar más bien poquito. Hay que ponerse en situación. Gracias a Dios, que lo teniamos cerquita a 30.000 pies limpios que íbamos, pudo ir al baño, evacuar y volver a empezar con la revisión. El médico le tomó el pulso y la presión (la tenía por debajo del purgatorio). Pidió agua con azúcar para que la tomara a sorbitos pequeños,  y  afortunadamente después del baño y el agua azucarada empezó a encontrarse mejor. Era muy dicharachera y automáticamente empezó a hablar. Buen signo que no síntoma. Estuvo un ratito en “observación” y de nuevo para el asiento. Todos felices y comieron perdices, y una polla porque en este cuento eran todos veganos.

María viene a su asiento, se encuentra mucho mejor, no para de hablarnos, nos cuenta mil cosas de todas sus enfermedades, unas cuantas and keep moving.
Claro, el vuelo era de 11 horas, y la función había empezado muy pronto. Así que doble función como en los cines de antaño.

A las dos horas or less, quedarían aproximadamente unas 4 de vuelo, se empieza a encontrar mal otra vez. Toallitas frías en la cabeza, bostezos, que le da calambres el estómago y otra serie más de síntomas. Empieza súbitamente a medio cerrar los ojos y en una de esas se empieza a vomitar encima desmayándose. Le intentamos hablar a ver si responde y ya casi no abre los ojos. Ahora sí, peliculónnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn del bueno. Seguimos en el avión eh, por si alguien ha perdido el hilo con tanta chapa. Rápido para el final del avión, llevémosla donde antes!!!!!  (ojito que la acción parece fácil pero esta vez era a peso muerto porque ella ya no se mantenía en pie). La madre que me parió semejante marrón. Ya para sacarla de los asientos entre mi compi y yo nos las vimos y nos las deseamos porque no puedes recibir ninguna ayuda más y debido a su volumen era harto complicado incluso cogerla. Así que como la cosa pintaba muy muy mal pues ya nos dejamos de milongas y tuvimos que poner la máquina a todo lo que daba. No corta el mar sino vuela un velero bergantín. Cogerla todo lo fuerte que podiamos y sacarla hasta el final. Chunguísimo en serio, la movilización más complicada que he hecho en mi puta vida. David estaba en la parte de las piernas y yo en el torso y como es todo tan estrechito nadie más te puede echar una mano, lo que hay es lo que hay. Menos mal que mi compi es el que dobló a Conan en la escena de la rueda giratoria y yo peso más de noventa quilos que sino allí nos hundimos como el caballo del niño de la historia interminable. Atreyuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!

 La peña estaba flipando pepinillos con la puesta en escena. No podía ni cogerla porque no me pasaban los brazos por su cintura. Empezamos a movilizarla pero los brazos de María se nos enganchaban con los asientos de los laterales y no podiamos sacarlos. UNA PUTA ODISEA EN EL ESPACIO, pero sin simios de por medio. Bueno sí. Todavía no sé cómo coño lo hicimos pero lo hicimos, y sin que nos reventaran las lumbares, que esa es otra. Son esas situaciones que actúas y punto, tampoco te puedes parar mucho a pensar, tiras con todo y si da, da y sino calienta que sales. Los veinte metros más largos que recuerdo.
Así que una vez logramos recostarla en los asientos del final el médico pidió el botiquín a l@s azafat@s. La verdad es que no lo deben usar demasiado porque no lo tenían muy por la mano, el botiquín bastante penoso la verdad. Había muy pocos guantes y la mitad eran de rollo cocinero. Flipante. ¿Hay una vía y suero? Pregunta el médico. Empezamos a buscar y encontramos una del 12. Vas a flipar para ponerle una vía a María, vas a fliparrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Si ya les cuesta a nuestros sanitarios a veces en la calle y en personas en más forma imagina a una mujer de 70 años con obesidad mórbida en un avión y con las venas más escondidas que las claves del wifi. Brutal. Primero al brazo. Torniquete en el húmero y zasca. Nada. Torniquete en el otro húmero y zasca. Nada. A probar en la mano. A todo esto decir que el médico era cirujano, vamos que tiene pulso pero no anda poniendo vías a diario. Menudo percal. Después de probar en las dos manos y viendo que iba a complicarse el asunto ya en demasía (María estaba semiinconsciente, ya no respondía a las preguntas). Y todos nerviosos claro, imaginarSUS. Le dice al azafato que estaba más en el ajo que vuelva a preguntar a ver si hay alguna enfermera en la sala que sepa canalizar (que es como llaman en colombia a poner una vía)… Para mi sorpresa aparece una enfermera!!! Joder, pues podría haber asomado el hocico antes, vamos digo yo. Total, que llega la enfermera y el doctor le pasa el testigo, la vía, y le dice que pruebe ella que lo tiene más por la mano. Pues ni por la mano ni por el brazo ni por ningún sitio. Tres o cuatro pinchazos más sin éxito, se estaba complicando todo a niveles de sacar un seguro todo riesgo a la fregoneta del equipo A. María seguía respirando pero ya empezaba a tener el Glasgow a la altura de Edimburgo. Ya solo faltábamos nosotros por pinchar, y a mí si me pasan la aguja le pido un mechero, una cuchara y una bolica de caballo para pasarla mejor. En fin. En una inspiración divina el doctor dice que a la yugular, que ha visto que ahí sí que va a poder pinchar. Joder en la yugular nen, a 10.000 metros de altura y poniendo una puta vía en la yugularrrrr. Métela suavesito doc. Puto crack el doctor, ahí sí la clavó y nunca mejor dicho. La mete, la busca y zasca le da el retorno sanguíneo que indica que la aguja ha llegado a buen puerto. Pffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff qué alegría la virgen santa. Le ponemos el suero, ya purgado, y lo atamos con material de fortuna a la parte de arriba de los portamaletas, todo muy de película. Solo faltaba Nicolas Cage pegando un par tiros. Ahora a esperar la evolución de María…


El comandante llama al médico a la cabina para preguntarle si tenemos que hacer un aterrizaje de emergencia en cuanto lleguemos al continente (aún sobrevolábamos el atlántico). El doc le dice que depende cómo evolucione María habrá que decidir si se hace o no. Afortunadamente María se fue recuperando poquito a poquito, la primera bolsa de suero se le administró súper rápido y la segunda más lentamente ya que no disponiamos de más. Aún quedaban ¾ horas de vuelo y todos con los dedos cruzados esperando que no volviera a empeorar. Ni me imagino si le tenemos que empezar a hacer una RCP allí mismo. Brutal. Afortunadamente se pudo llegar a Bogotá con María estirada en los últimos asientos y allí ya estaban activados los servicios médicos del aeropuerto para trasladarla con celeridad a un hospital.

Bien está lo que bien acaba, pero madre mía con el vuelo que nos cascamos…


Apali, salud y vía libre!!!!

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