lunes, 31 de octubre de 2011

CRONICAS TRANSIBERIANAS II / RUSIA



Gimnasta rusa posando en la Plaza Roja de Moscú



Moscú es uno de aquellos enclaves en los que la historia se toca, se huele, se siente. Pasear por la Plaza Roja es algo impresionante, la verdad. Después de tantas y tantas veces de haberla visto por la tele con Lenin, Stalin, Khrushsev, Putin and company. Desde las tropas desfilando en la celebración de la victoria en la segunda guerra mundial (que por cierto es el día 9 de mayo, de aquí nada. Todas las calles están engalanadas para el acto) hasta los actos conmemorativos de cualquier evento. Es un lugar interesante, con la magnifica catedral de San Basilio al fondo, una catedral re-loca. Es un edificio de aquellos que hay que ver, es como una mona gigante de chocolate y caramelos de colores. Bonita y diferente.





Pero como no, demos un toque prosaico a toda la historia: en los últimos 15 años no he ido al Mcdonald's, lo tengo vetado por decision intelectual. He hecho dos excepciones: hace unos meses en la Venezuela de Chávez (por tocar los huevos) y el otro día al lado de la puta Red Square de Moscú!!!! Manda cojones. Como dice la canción de Manu Chao... todo es mentira en este mundo todo es mentira la verdad... Estar en un Mc donald's ahí, rodeado de rusos y mas lleno que el neceser de McGyver.


La comida rusa. La comida rusa. La comida rusa. Lo he escrito tres veces a ver si así la encuentro, por que creo que no existe. No hay comida típica, o nadie me lo sabe decir. Voy comiendo lo que pillo y flipando cada vez que tengo que entrar a comer a algún lugar (todo por signos y dedo índice señalador). El otro día llego a un garito rollo self/service y veo que la peña coge un platico de plástico con tres *compartimentos* y los llenan de un montón de bandejas que hay en un mostrador. Veía que la gente no cogía mucho, pero tampoco pensé mas allá. Le pregunto a una camarera que tenia al lado y me dice nosequenocuantos, que ni puta idea, y yo solo vi un numero que me pareció bastante barato. Así que llene el plato hasta que las olivas y los macarrones se caían por los lados... Pensé, si vale eso me voy a poner como el Kiko. Cual fue mi sorpresa que llego a la caja y me encuentro una puta báscula!!! La tía lo pesa y me salia por un pico. Me ve la cara de sorpresa y hace ademán de quitar algo, shhhhhhhhhhhhhh no toques ni un macarrón que te corto las manos!! tenía más hambre que el Tamagochi de un sordo...

Inside the Kremlin

El sábado lo pase todo el día con Tamara visitando iglesias y volteando por la capital. Son muy curiosas todas las cúpulas de estas iglesias, abombadas por abajo y estiradas por arriba. Tamara es bastante beata, e incluso compro unas velitas para ir poniéndolas en diferentes altares. En el fondo tampoco son tan diferentes estas construcciones ortodoxas de las católicas, mutatis mutandis claro esta (verbi gratia: no tienen bancos para sentarse y eso me jode).
Me cuenta que al haberse criado en un sistema comunista donde negaban la existencia de Dios y de cualquier vida futura, ahora parece que ir a la iglesia incluso es algo cool. Lo de siempre, basta que prohibas algo para que la gente lo quiera.
Por la noche acabamos de birreo, carísimo, hasta las tantas. Algo de música en directo, algo de picoteo y mucha caminata.


A destacar: obviamente no soy Joaquín Cortes ni Antonio el bailarín pero os puedo asegurar que los rusos tiene las caderas de madera. Increíbles movimientos asíncronos y arrítmicos! Son la polla (a estos los llevas a una clase de cajón flamenco y el profe acaba de barbitúricos hasta el gorro). Os acordáis de haber ido de adolescentes a las discos de Calella y Lloret, en un discoteca de Lloret de Mar a una chiquita me quise tirar tarararararar, pues tal cual! Flipadísimos, muy bueno. Ellas también, que conste. Se mueven con mas dificultad que Epi y Blas en una cama de velcro.


En contrapunto a la comida y a los bailarines: puedo asegurar que es el lugar del mundo donde más gente he visto leyendo. Me encanta!!! En el metro especialmente. Muchas personitas leyendo cualquier cosa, libros, revistas...




Curiosidades, freackadas y demás:


1) Es una ciudad limpia.
2) La ciudad es a lo grande: los coches, las calles...

Calles de Moscú, !a lo grande!

3) No hay cultura de ciber café. Cuesta mucho encontrar internet por la calle.


4) Hay cervezas que tienen chapa pero que se quita con una anilla!! La primera vez que veo esta medida de utilidad.


5) Las bebidas embotelladas no las llenan hasta arriba, parece que alguien se haya llenado el gaznate y luego la haya precintado.


Aquí acaba mi experiencia en la capital y ya salgo para Irkutsk, en plena Siberia. El viaje dura 80 horas, cuatro noches y tres días. La parada más larga es de 39 minutos, las otras de 20 y la gran mayoría de 2. Así que te bajas del tren estiras las piernas y para arriba de nuevo.
Cuesta 290 euros, una pasta. De hecho el avión sale por más o menos lo mismo, así que en principio no tiene mucho sentido que lo utilices a no ser que tengas miedo a volar o seas un guiri con ganas de recorrer el transiberiano. Soy de los primeros ;)
Viajo en segunda clase, en un compartimento de cuatro camas. Comparto con una familia de veinteañeros y su encantador crío. Ella más rancia que el escaparate de una ortopedia y él voluntarioso pero con limitaciones con el inglés. Limitaciones quiero decir que sólo sabía decir *submarine*, donde él trabajaba. Eso sí, el crío la hostia. Me la he pasado guerreando con el de arriba a abajo. Una caña. Cuando me la paso con críos me entran ganas de tenerlos. ¿Se me estará despertando el espíritu paterno? Habrá que apagarlo con vodka (complicado con el alcohol que lleva) ;)


En el transiberiano, Novosibirsk.

Falta decir que no viajo solo, llevo conmigo la compañía de dos grandes donde los haya: Dovstoiesvki y Krishnamurti. Casi nada. Crimen y castigo del primero y una antología del segundo fueron las lecturas que seleccione antes de salir. Aparte de la guía en inglés del transiberiano. Con estos dos no tienes opción de aburrirte y además se combinan bien. Cuando no tengo la mente muy despierta y  no puedo con Krishnamurti, que me exije mucha concentración por que sino no rasco nada de nothing, me pillo la novelica del ruso que también tiene su qué, pero no me exije tanto.


El viaje en si no es nada especial, este tramo del tren no destaca por sus paisajes aunque no por eso deja de tener su encanto. Ciudades industriales al más puro estilo soviético, aldeas con sus casas de madera y gran parte del viaje con una hilera de árboles a unos cincuenta metros que te impiden ver mas allá. A veces oscila y la hilera se sitúa a un kilómetro, pero nada especial. Sobre todo durante tantas y tantas horas.
Puedes cambiar de vagón y jugar al divertidiiiiiiiiisimo juego de abrir y cerrar puertas. Más que nada para caminar un poquito y que te de el aire fresco en los huevecillos.
La calefacción está bastante alta para mi gusto: 24-28 grados (un despelote).
Los rusos, que no son la alegría de la huerta ni parientes lejanos de Chiquito de la Calzada, no salen demasiado de los compartimentos y en todo el tren somos seis o siete guiris.
Conozco a Ninfa y Toni, una hondureña y un irlandés, que están de viaje anual y con los que rápido pego onda. Con ellos me ocurrió la anécdota del primer tramo del  viaje: estamos cenando en el vagón restaurante y el camarero, que era una mezcla entre el rubio de los Pecos y el rubio de OBK, trae una nota en un papel. Me la da. La cojo. La leo. La envía una jovencita siberiana con la que había estado hablando antes, bueno hablando por decir algo por que iba mas borracha que Masiel en el bautizo de Jhonie Walker (estaba escrito mi nombre "Franchesco", que le había dicho antes, y mi edad 25 :), broma lo de la edad). Tony y Ninfa se parten la caja. Al poco aparece la piba y pasa de largo. Justo pasar ella nos echan por que estan a punto de cerrar el restaurante y al levantarnos vemos que se ha dejado el bolso en la silla. Lo pillo y voy a devolvérserlo (lo que siginifica que salgo en la dirección que había salido ella, por que no sabía donde sobaba!!!) Total, que me la encuentro en el descansillo fumando espero, con una tajaquepaque y ahí solica. Le devuelvo el bolso con cara de "te has dejado el bolso en el bar y te lo estoy trayendo"... y ahí mismo se me tira encima, me arranca la ropa, la pasión nos desborda y yacemos salvaje y repetidamente hasta el amanecer... que va que va!!!! ajajjajajajajajj justo cuando le devuelvo el bolso empiezan a aparecer soldados rusos con la trompa, igual que ella, y vamos al cachondeo con el guiri (cachondeo del bueno por suerte, ya que con Tony otros no fueron tan amables... uno ya le estaba vacilando fatal por lo que me contó...). Un ratito de risas sin sentido (ni un palabro de inglés), pero risas al fin (rollo: que de qué trabajas... que soy bombero... que... dame un mechero que apago el fuego y a eso me dedico...) Se acaba el cachondeo por que hace rasca, estamos en medio de los vagones, y vuelvo para atrás. Llego al vagón restaurante, oprimo el pomo de la puerta, y a la de una a la de dos y a la des tres zas!! y me quedo con el pomo en la mano. Se jode y no puedo pasar (no había manera de abrirla, ni con el curso de cerrajeros que nos dan en el curro). Decido volver atrás y hablar con la "provonitsa" (que es la encargada de cada vagón). Me mira circunspecta y como que suda de mi. Al poco aparece McGyver, pero con gafas y en tirantes y con más aceite en el pelo que en el molino de la cooperativa de hojiblanca, con un destonillador y prueba haciendo palanca. Nada. Le digo que me deje probar, no entiende ni jota pero me mira con una cara de serial killer que desisto de volver a ofrecer mi propuesta. Se pira. Me vuelvo a quedar solano. Al parecer me toca esperar unas tres o cuatro horas, hasta Novosibirsk, a que pare el tren y cambiarme de vagón por el andén. Y ahora viene lo bueno. De golpe aparece un energúmeno con el pomo de la puerta en la mano, pero con todas las letras e-n-e-r-g-u-m-e-n-o (que era el jefe del rubio de los Pecos). Me empieza a chillar en un idioma indescifrable, ruso enojado, pero chillar CHILLARRRRR. Aullar mas bien. Con cara de ruso cabreadísimo. Que si no se qué que si no sé cuanto apuntándome con el pomo. Te entrar ganas de coger el pomo y metérselo por el ojete, pero eso hubiera ocasionado un conflicto ruso-español con muy pocas garantias de victoria para el segundo. En medio de siberia, en un puto tren y sin entender ni jota opté por el metodo "filosofia oriental": tres respiraciones abdominales, mente en blanco y paz. Que si, que si, que tienes razón... y cara de que sí que íi que tienes razón. Aún con el aire abdominal, me hace pasar por la otra puerta, que era la cocina creo, y de ahí hasta mi compartimento. Ninfa y Tony se volvieron a partir la caja. Y no es para menos.

Unos de los vagones de "mi" transiberiano


Con Ninfa y Tony






















Las comidas del viaje, básicamente: pasta liofilizada y las cuatro cosas que vas comprando en los andenes. Poco plus. La comida del restaurante es cara y mala, no vale mucho la pena.


Llegada a Irkutsk, la "Paris de Siberia". 600.000 habitantes y la ciudad más cercana al lago Baikal.
Después de algun intercambio de mails con algún sujeto de couchsurfing decido ir a un albergue. 14 euros aprox. Eso sí: difícil tarea dar con él. En esta zona del globo, también en Mongolia, los albergues están metidos en pisos (rollo piso patera) y parece que están escondidos (pocos letreros, y los que hay están en cirílico, cimbel o cipote). Me costó encontrarlo dios y su madre.


Lago Baikal

Llego a Siberia y un calor de la hostia. ¿¿Global warming?? No, solo que parece que acaba de llegar el calor el día que llega el menda. Manga corta y a pasear de dominguero!!!!!!!!! Pensaba que la gente siberiana, acostumbrados a 20 bajo cero en invierno, se cocerían con el calor, pero, incluso, la gran mayoría no se atrevia a quitarse la chaqueta. Imagino que debe ser la costumbre... Aunque las pibas minifalda y taconazos del quince o del dieciséis.


Otra de las opciones del couchsurfing es quedar con la peña para tomar un café o pasear por la ciudad o cosas por el estilo. Otra muy buena manera de contactar con los locales, cosa poco agible que se produzca de manera aleatoria en Rusia. Así que, siendo imposible contactar con un pibe al que había dejado un mensaje, quede con María. Al principio no sabía si la piba iba borracha o si me tomaba el pelo. Hablaba más lenta que el ritmo de una partida ajedrez en la estacion Mir. Pasado el rato le fui pillando el rolllito y acabé aprendiendo bastante de la ciudad gracias a ella. Hablaba bien inglés y dominaba la historia de la city.


En Irkutsk, como en toda Rusia, la pibas van de boda y los maromos con el chandalico carpetovetónico-ruso. En su defecto con algun traje kistch.




Saludicos y seguiremos informando desde este lado de la barrera.

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