martes, 25 de octubre de 2011

CRÓNICAS COLOMBIANAS II


El increíble Valle del Cocora

Y seguimos en ruta...
Llegada  a Salento: 3000 habitantes y 1900 msnm. Una habitación compartida con tres personas más, de dos literas (juntos pero no revueltos), con baño común por 15000 pesos. Alrededor de 5 o seis euros. Es el precio más económico que se encuentra por colombia.

Un lugar encantador en pleno  centro cafetero colombiano. Manizales, Pereira y  Armenia son las ciudades salteadas por este eje (muy graciosos para oídos europeos algunos de los pueblos o departamentos que se encuentran po aquí, verbi gratia: armenia, filandia, cundinamarca, cajamarca, sonsón cómeme el...)
Los alrededores están plagados de finquitas cafeteras donde se siembra, recoge, seca, destrilla y tuesta el café. Por fin pude ver, oler y saborear todo el proceso del café, desde la siembra hasta el tueste final (ya tocaba después de haber estado en etiopía, donde no pude hacerlo. Que casualidad que de Etiopía me haya venido para Colombia, dos de los mayores países productores de café)
A grosso modo: cuando el fruto de café está rojo lo recogen, cada ocho meses más o menos, y de esa "cascara" salen dos granos con sus correspondientes vainas (que separan con una máquina. Estos granos los meten en una especie de bañera con agua para limpiar una película gelatinosa-dulce que recubre los dos granos de café. Cambian este agua para que el azúcar que contiene esa película no fermente y lo estropee. Una vez limpio lo llevan  a los secaderos. Una vez seco lo meten en una "trilladora", que es la máquina que separa la segunda vaina del grano. Ahora ya sí queda sólo el grano y listo para tostarse. Se tuesta, empaca y pá casa...  Para los cafeteros que estén interesados: http://es.wikipedia.org/wiki/Cafe



!!!Esto es un grano de café!!!!

Toda la visita a la finca la hice con Andrés, el patrón, que al final resultó ser un buen anfitrión y con el que me pegué unas buenas risas (de aquellos que va toooooooooodo el día fumado y no te explicas cómo puede currar de esa manera en el campo y luego irse a jugar al fútbol. Un animal de bellota, más bruto que un arado, de aquellos que viven en un mundo onírico dificilmente diferenciable desde una visión sobria...) Muy gracioso lo que me pasó con él: conozco a Martín y Laila una pareja bacana, de puta madre, con la que hago migas rápidamente. Empezamos a charlar sobre historias e información sobre el norte de colombia, donde estaré en breve. A mitad de la conversa aparece Andrés y se tercia comprar "guaro", yo lo hago por cumplir por que sólo con olerlo se me regurgita la bilis, y algunas birras. Andrés propone ir a a su casa a charlar, conocer a su mujer y echar unos petas de marihuana. Yo ni guaro ni marihuana así que birra... Vamos a camino de casa ya con el plan montado y mientras esperamos unas pizzas caseras aparece un coleguita de Andrés y le recuerda que tiene un partido de fútbol dentro de media hora. A bueno responde. Pues nada que tiene un partido de fútbol y que ya no hay fiesta, tal cual!!! ajajajjajajajajaj  pero todo natural, sin acritud!!!! jajajaj Me hizo recordar mi anterior viaje por sudamérica cuando quedaba con alguien y por ahí no aparecía  o lo hacía dos horas tarde y como si nada. COMO SI NADA. Lo que digo: visiones ecuménico-oníricas... Pues nada dos minutos en su casa, pasando por un a tostadora cafetera (un olor de aquellos que quedan grabados per secula seculorum en la pituitaria) un porrillo, una pizza en forma de kebab gracias a mi torpeza portadora y para el partido de fútbol con litro y medio de aguardiente.  Se toman muy en serio el fútbol en este pueblo... Y a Martín se le cae  una de las botellas de guaro y se revienta en la parte alta de las gradas. Empieza a derramarse por los escalones; nosotros removiendo el aguardiente para que drenara por el cemento y apartando a los pibes de abajo para que no se mancharán. Escena tragicómica. Un pestazo de la hostia en nuestra zona. Intentamos abandonar con algo de dignidad el polideportivo.
Uno de los puntos fuertes de esta zona es el trekking por el valle del Cocora, una caminata de seis horas por un paraje de una belleza impresionante. ESPECTACULAR SIN MÁS, especialmente la primera parte cubierta de palmeras de cera (el árbol nacional de colombia).  Éstas llegan a medir más de 70 metros y han sido y son, muy utilizadas por los pueblos indígenas colombianos (utilizaban la cera de su corteza para iluminar, las hojas de para vestirse...) Cualquiera que se paseé por esta zona que no duda en hacerlo, no se arrepentirá.
 


En el albergue conozco a Dee, con la que comparto aventuras y desventuras desde entonces.

Cenando en un baretillo del pueblo se me acerca una señora de unos cuarenta y pico tacos, que hablaba sincopadamente y me costaba entenderla, y me empieza a decir que qué hago solo, que qué tal, que de dónde soy, que si un hombre tan agradable y solo, que qué leo, qué quién es García Márquez, que si es un escritor colombiano muy famoso... Y esto que me quiere presentar a si hija que los hombres de aquí son muy machistas y comentan las cosas que hacen con sus mujeres en las casas, y son muy maleducados y usted parece un buen señor, que por que no se va con mi hija a dar una vuelta, y viene su hija veinteañera, y me dice lo mismo, que si los hombres de aquí, que si prefiere a los de fuera, que lo siento que estoy casado y mi mujer está en barcelona, que qué lástima, pero bueno ella está en barcelona no?... Todo muy surrealista y muy muy gracioso por que toda la peña iba mirando de reojillo a ver qué onda...
Síntesis: Salento es un punto necesario en el itinerario de cualquiera que le gusten los pueblitos y que se sienta a gusto cuando en el tercer día de estadía la panadera y el del bar le saludan y le dan conversación como si llevara allí toda la vida... Pásate por aquí Toni, te molará.
Desde aquí decidimos marchar para arriba y no hay otra que parar en Bogotá. Bendita la gracia por que no tengo ninguna gana de parar de nuevo en una mega urbe, pero es lo que toca. La llegada es estresante, harto coche. Y el albergue parece más un centro de teenagers que otra cosa. Bogotá tiene mucha fiesta, y en el barrio donde paro no escasean los garitos para salir. 
Parece que recién está empezando a venir turismo, más o menos cotidianamente, a colombia. Al estar en algunos hostels tienes la sensación que hay millones de mochileros, pero es una ilusión. Cuando sales por ahí ves que no hay tanto, que es un espejismo. Quiero decir que algunos hostels monopolizan la estadía de foreigners, pero luego no hay mucha gente viajando. Nada que ver con Perú, chile, ecuador... Así  que buena época para venir por que dentro de poco cambiará. Este país es un filón para el turismo.
Una de las agradables consecuencias de este incipente turismo es que no te encuentras los típicos buscavidas callejeros que te destrozan psicológicamente los primeros, y algunos otros, días de viaje. Tampoco te intentan engañar e inflar los precios en los bares, tiendas etc etc. Esto se agradece muchísimo. No tienes que estar luchando simplemente por ser de fuera, con excepciones faltaría más (por ejemplo al pedir los descuenticos en los buses de ruta, pero poco más y poca cantidad).
Seguimos en contacto amiguitos.



Colibrí en el Cocora




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