CRÓNICA MEJICANA III/ BELICEÑA I

A la mañana siguiente del "estropicio" con la policía visité las ruinas mayas de Tulum, con las que tenía una cuenta pendiente desde tiempo ha. La última vez que estuve en aquí andaba viajando con un par de amigos y durmiendo en unas cabañas en la playa. Corría el verano del dos mil. Hubo una fiesta con fuego, tambores, malabares,  y alcohol. Me estufé, de hecho me emborraché por que en aquel año el verbo-sustantivo-adjetivo-complemento de modo o tiempo o lugar, "estufar" o "estufini", aún no reconocido por la RAE, pero tiempo al tiempo, no existía en mi diccionario particular. Cuando llego a la cabaña, con el trufón más grande jamás pillado hasta el día, dispóngome a quitar la lentillas. En aquél tiempo las usaba, o me usaban ellas a mí, a saber. El tabuco no tenía ni agua corriente ni luz. Saco la primera, del ojo izquierdo. Tutto benne. Intento sacar la segunda, no sale, vuelvo a intentar sacar la segunda, no sale, vuelvo de volver a intentar sacar la segunda, y no sale. Así hasta que me cansé (hay que hacer el esfuerzo de imaginarme intentando quitar una lentilla en una choza del caribe sin agua ni luz a las tantas de la mañana, con una trufa que veia turbio tirando a oscuro y metiéndome el dedo hasta el nervio óptico. Anestesiado como iba no había dolor. ¿Dónde coño estará la lentilla? Pensaba) Así que después de muchos y múltiplos de diez intentos y de andar fregándome el ojo más poseido que la niña del exorcista decidí desistir. Estaba relativamente cerca del triángulo de las Bermudas así que era posible que la lente hubiera desaparecido allí. Si desaparecían aviones enteros no era descartable que hubiera desparecido una simple lentilla. Era un pensamiento de beodo, claro...
 

Se me ha olvidado dar un dato relevante: como estaba en una playa del caribe, con sus arenas blancas y finísimas, mis manos y mis dedos también estaban impregnados de esa arena blanca y finísima. En síntesís: me había estado rascando el ojo con el dedo lleno de arena. Mal. Muy mal. Fatal. Peor. Me levanto al día siguiente con el ojo más hinchado que los huevos de Nacho Vidal después de un par de días sin follar y con un dolor que no os quiero ni contar. Ni siquiera podía intentar abrirlo, parecía que tuviera cataratas, no veía dieciséis en un pony. A día de hoy, con varios años más, nunca he vuelto a tomar tantos nolotiles ni analgésicos como aquel día. Me "androgué" a más no poder. Y por que no tenía trankimazines ni rohipnoles (o reinoles como decían los yonquis de mi barrio) que si no...Y sí, ese día tocaba visitar las ruinas de Tulum. Llegué, me senté debajo de un árbol y esa fue mi visita. Tenía una deuda pendiente desde entonces...
Las ruinas de Tulum, de hecho, no tienen mucho que ver comparadas con otras ruinas mayas de centroamérica. El mayor encanto de este enclave reside en su ubicación a orillas del mar caribe, lo que le confiere un toque particular. Pero no pueden competir, arquitectónicamente hablando, con otras ruinas "hermanas". Son un truño, no os voy a engañar.
Hecha la obligada visita, salgo de noche para Belice, ese país que la gente no amiga de la geografía ubicaría por asia o por cualquier otro lugar antes que en centroamérica. Es como el Surinam sudamericano, que la peña lo suele situar cerca de Vietnam y compañía  ;)

Para salir de México: a ras, doscientos pesos o veinte dólares. La equivalencia entre las divisas no cuadra ya que veinte dólares vienen siendo unos 260 pesos. Como se me habían acabado los pesos no me quedó otra que apoquinar. No me quedó muy claro el tema del "pago", pero no tenía ganas de discutir con los maderos en una frontera a altas horas de la madrugada. Así que paganini y pálante como los de Alicante.
Parece ser que en estos países no te piden visa, con su correspondiente sangría, para entrar pero si te revientan el culo cuando te vas. Para que no te olvides, supongo.

El barco de la fiesta en la Caye Caulker

De la wikipedia: Belice es un país de  ubicado en el extremo noreste de América Central. Limita con México al norte y Guatemala al oeste y al sur. El golfo de Honduras lo separa del país homónimo, motivo por el cual fue conocido anteriormente como Honduras Británica hasta adquirir su actual denominación en razón de la ciudad de Belice (la maya Holzuz) y el río en cuya desembocadura está edificada. Su capital es Belmopán y la ciudad de Belice, antigua capital del país, es la principal aglomeración urbana y además el principal puerto.
Aunque los idiomas predominantes son el español y el criollo beliceño, Belice es el único país de América Central en donde el idioma oficial es el inglés, lengua materna del 3% de la población. Esto se debe al pasado colonial de Belice, al ser el único país centroamericano que fue colonia Británica. Esto hace que Belice comparta un pasado común, no sólo con los países de América Central; sino también con el Caribe. Forma parte del Caricom y del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).

 

Así que con lo primero que flipas al entrar a Belice es que de golpe comienzas a hablar en inglés. Te choca por que estás en centroamérica, viajando por américa latina, usando el castellano cotidianamente. Y cuando cambias la divisa, coges el dólar beliceño (que se equivale a 0,50 dólares americanos) y ves la filomena de la Reina Isabel II ya se te caen las bragas al suelo. No veas con la commonwealth. Decir que se puede usar el dólar beliceño o el dólar americano indistintamente, uno vale el doble que el otro y sanseacabó. El dólar corre a sus anchas por aquí. Si pagas con dólar americano te suelen devolver en beliceño, sin problemas. Así que speaking english, con los dólares en el bolsillo y los beliceños con la reina Isabel II parece que hayas abandonado la américa latina. De hecho la has abandonado.
Mi objetivo primordial en este país es bucear y ver algo de la cultura garífuna, que más abajo os contaré. Así que mi primera parada, first stop, es en Cay Caulker el lugar desde donde se accede al Blue Hole, un buceo alucinante.
Caye Caulker es un pequeño cayo lleno de hotelitos y con la increíble particularidad que la aquí la gente se mueve andando, en  bicicleta o en !cochecitos de golf!. Sí, sí, cochecitos de golf. Creo que algo tiene que ver que por aquí al lado hay un "cayo de lujo" para jugadores de golf adinerados... me huele a mí que por ahí van lo tiros... 
Este lugar no tiene playa, sólo una muy muy muy pequeñita al final del cayo y que probablemente debería postular al récord Guinnes de la playa más pequeña del mundo.

Foto de intenné, yo iba en el barco ;)

El buceo del "Blue Hole" es una salida de un día entero, de 5am a 5pm, y que consta de tres inmersiones diferentes: la primera en el mismo agujero azul y las otras dos en dos cayos a los que accedes con la lancha fueraborda con la que te desplazas. Impresionante, en cien mil palabras. Vale mucho la pena venir hasta aquí para pasar este día. En el primer buceo bajamos a 40 metros y vimos varios tiburones, que no es lo que buscas en esta inmersión, además de todas las estalacticas y estalagmitas del Blue Hole. Una vez llegas a los 40 metros la pared se acaba y ves cómo el oceáno se traslada a profundidades abisales con una "negrura" que asusta. Ahí se acaba el mundo.
La denominación de "Blue hole"  se refiere a este tipo de cavernas o cuevas verticales que existen en varios lugares y que se formaron durante pasadas edades de hielo cuando el nivel del mar era entre cien y ciento veinte metros inferior al actual. Existen varios en Bahamas, Egipto, Belice... Éste es el más ancho de todos y tiene unos 3oo metros de diámetro de entrada, el de Bahamas es el más profundo. Toda una experiencia.

La segunda inmersión del día creo que ha sido la más bonita que he hecho hasta ahora. Visibilidad casi infinita, coral multicolor, multiforme y multiloquequieras. Acojonante. De ahí a comer a un increíble cayo llamado de "de la media luna" que posiblemente pase por ser una de las playas más bellas que he visto hasta la fecha. Socorro, socorro, que me corro. Tanta belleza me abruma y se me funde el nanochip. Para más gozo el cayo está plagado de aves que descansan y cantan en las copas de los árboles. Por centenares se cuentan. Paraíso ornitológico.

Así que después de tanto éxtasis, de vuelta a Caye Caulker y a descansar.

Hasta lueguito amiguitos!!!