Una mañana cualquiera en un barrio de Barcelona. Pongamos el Raval, el denostado Raval, el multicultural Raval donde cabe todo y todos, los buenos y los mejores los malos y los peores. Una farmacia, un mostrador, una bata blanca, una farmacéutica, una amiga, mi amiga, la que me refiere esto. Entra una negra imponente, con la fuerza característica de las negras, el poder de África le sale por lo poros, posiblemente nigeriana, posiblemente prostituta, posiblemente, sólo posiblemente. Sin decir ni pio, ni mu, ni esta boca es mía se baja los pantalones allí en medio. Zas, así, sin previo aviso. Para suerte de mi amiga la farmacia está vacía, o para mala suerte de algún necesitado varón, vaya usted a saber. La negra le mira a la cara, se lleva la mano al chumino y se lo empieza a rascar, le pica. A estas alturas del relato ya sabemos que tiene hongos en el coño, así que antes de que nadie entre se dirige a por la respectiva y antifúngica crema que, posiblemente, quitará el tan molesto prurito.
La negra no dijo nada, no hay frase impactante en esta serie de "frases célebres que se dicen en el mundo", entonces, o abro una serie de "gestos célebres que se hacen el mundo" o la digo yo: "CHOCHO PICA".
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